jueves, 30 de octubre de 2008

Habitación 105: Tu Ventana


Me acerqué a tu ventana y te vi a través de ella. Construí una ciudad a tu alrededor. Puse en los astros mi grito. Me alimenté de los relojes y engullí a escondidas cada mota de polvo que se posaba sobre tu alfombra tendida al sol. Tan sólo porque me vieses mirarte.

Vacié mi alma en tus manos. Cerré los ojos para no cansarlos y poder así contemplarte durante más tiempo. Cerré mis manos para no acostumbrarme a tu tacto. Gemí, lloré ¡grité en silencio! … y escribí en el cristal de tu ventana mi ruego:



“envejece conmigo, seamos dos viejos mirándonos mientras este maldito mundo siga girando”.

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