jueves, 24 de junio de 2010

Habitación 304: Soledad.


Me gusta la soledad, la propia y la ajena. Me gusta ese sentimiento de huir a toda costa de mí mismo e intentar adentrarme lo más profundo posible. Soy dos niños corriendo en un patio de colegio deseando que no suene la sirena que marca el fin del recreo. Soy el aire que corre entre ellos, que intenta esquivar el golpe involuntario de uno de sus pequeños brazos lanzados en un enérgico balanceo intentando conseguir más velocidad. En su afán, mi yo perseguidor siempre resbala y cae. Mi yo perseguido se detiene unos metros más adelante y mira jadeando a su enemigo con cierta preocupación y recelo. Todos nos miran. Odio que todos nos miren. En una sensación de análisis profundo, una pausa silenciosa, un golpe en la frente de mi más absoluto anonimato. Siempre hay algo que rompe el silencio.

En el desierto inexistente de mi soledad reina la luna. Sus ávidos brazos cubren las dunas y las convierte en sombras, las arropa como una madre y les da cobijo. Entre unas y otra duermo. Entre una y otras encuentro el silencio perfecto, la ausencia fugaz y sobria de toda luz, de toda oscuridad y de todo movimiento. Mientras tanto, una gota de agua va calando, lentamente y sin descanso el manto que me abriga. Veo como nace, como se engrosa y como se va transformando, desde una pequeñísima mancha de recuerdo a una enorme gota a la que, como diría Cortázar, le crece la barriga y cuelga majestuosa. Son mis anhelos que cuelgan del aguerrido sueño. En la meseta austera de mi cama busco el roce de tu cuerpo y no lo encuentro. Lloro silencio. Los pliegues desnudos nacen del suelo y se van incrustando en mi espalda, suena un crujido, rompen mi piel y grito en silencio. La gota ríe, cae, muere y se mezcla con el tiempo, pero al caer brota del manto un agujero. Un minúsculo, redondo, perfecto agujero muerto. Miro a través de él y allí te veo, dormida, sonriendo. Te oigo respirar desnuda y lloro de nuevo. En la noche, en mi noche eterna y solitaria, siempre, aunque tarde, siempre hay algo que rompe el silencio.

4 comentarios:

V de Tierra dijo...

No sé como he aterrizado entre las habitaciones de este hotel. Me gusta el concepto, me gusta la manera en que escribes.. me permites pasearme por las otras habitaciones? un saludo!!

jjcanve dijo...

Considerate en tu hotel. Hace tiempo que desmonté todas las cerraduras y fundí todas las llaves.

Maribel Brönte dijo...

Me encanta este hotel, tan confortable y tan acogedor y con todas las puertas abiertas.

Maribel Brönte dijo...

Dios mío, soy yo Maribel, dumbledorebella, budita JJnoe, pero no me acordaba que me había puesto en mi cuenta Emily Brönte!!! soy yooooo (es que tengo esos puntos clásicos del gen paterno!!)